Las habilidades mamadoras de este experto son bien conocidas en la ciudad, y los tíos buenos cada vez corren más la voz. Un deportista con las pelotas llenas ha quedado con él en el último piso de un edificio alto. ¿Validará este tío bueno los conocimientos del mamador? Por supuesto. Gracias a su técnica secreta de garganta profunda, lamida de bolas y glande.