Amine, de 28 años, de piel oscura, barba cuidada y una imponente polla circuncidada, está relajándose en su piso. Es un tipo discreto, no del tipo fanfarrón. Sólo quiere correrse tranquilamente, sin complicaciones. Le dio la dirección a Cocksucker, un tipo del que había oído hablar por su legendario talento.
Cocksucker, un tío con un cuerpo esbelto, se presenta con una energía increíble. El tipo es un profesional serio, un virtuoso de las mamadas, de los que dominan cada movimiento como una ciencia. Amine le saluda con una rápida comprobación, sin charlas triviales.
Cocksucker capta enseguida el ambiente, sin necesidad de hablar. Se acerca, con una sonrisa en la cara, y comprueba el paquete de Amine, ya impresionado por lo que percibe. Cuando llega el momento, la gran polla de Amine se revela en todo su esplendor: imponente, recta, el tipo de equipo que promete acción intensa. Cocksucker, como un profesional, toma las riendas, sus labios y su lengua trabajan con precisión, volviendo loco a Amine. Amine, siempre discreto, se contenta con algunos suspiros, disfrutando en silencio de la maestría de Cocksucker.
La tensión aumenta y Amine, en un momento intenso, se deja ir. Cocksucker recibe una corrida facial, el líquido caliente cae sobre su barba pulcramente recortada, dándole una vibración aún más caliente. Se limpia la comisura de los labios con una sonrisa de satisfacción.