Cocksucker está muy pillado por Ousmane, su colega senegalés. Cuando pisa el campo de fútbol, todo el mundo lo respeta al instante. Delantero rápido, cuerpo atlético, gemelos enormes… una auténtica máquina de guerra. Pero en cada partido, Cocksucker no miraba el balón… se quedaba clavado en su bulto de macho — pesado, bien marcado, a punto de salirse del pantalón corto. Hoy quedan en secreto, lejos de miradas. Sin rodeos. El chico árabe lo tiene claro: quiere chuparle la polla. Cuando Ousmane saca su gran polla negra, Cocksucker se queda en shock. Gruesa, venosa, pesada en la mano. Una polla potente que impone respeto total. Solo con tocarla, se nota la fuerza del tipo. Ousmane es hetero y tranquilo. Mira, algo sorprendido, a su colega del fútbol — de rodillas frente a su polla enorme. Pero no le molesta. Al contrario. Que otro tío se la chupe refuerza su masculinidad y su ego dominante.