En el sótano de un bloque de pisos, el aire es pesado y huele a hormigón húmedo y olvido. Un cubículo, iluminado por una bombilla chisporroteante, sirve de telón de fondo. Un colchón manchado yace en un rincón, una escalera de mano oxidada apenas se mantiene en pie y algunas pertenencias dispersas -una vieja chaqueta, latas vacías- completan el cuadro. Aquí es donde se encuentran Cocksucker y Tonny, en una toma discreta y sin aspavientos.
Tonny, un hombre negro esculpido como un dios, con vaqueros ajustados que dejan poco a la imaginación, se apoya en la pared, con una sonrisa en la cara. Su presencia llena el espacio, el aura de un hombre que sabe lo que vale. Los ojos de Cocksucker brillan de expectación. Este tío es un virtuoso, un artista oral. Se arrodilla al instante, sin charla, sabe para qué está ahí.
En dos segundos, Cocksucker hace milagros. Sus labios son activos, precisos, expertos, como si tuviera un doctorado en la materia. Tonny gruñe, sorprendido por la intensidad. Su polla, ya de por sí impresionante, se hincha visiblemente, volviéndose masiva bajo la atención experta. Cocksucker juega con ella, alternando ritmo y presión, un maestro que sabe exactamente dónde presionar para aumentar la tensión. Tonny aprieta los dientes, con las manos agarrando la escalera que tiene detrás, que se tambalea bajo su peso.
No había tiempo que perder. Tonny siente la ola subir, imposible de contener. Cocksucker, sintiendo que se acercaba el momento, redobla sus esfuerzos, sus mejillas se ahuecan, sus ojos se clavan en los de Tonny. Y entonces, bam, Tonny explota. Un chorro espeso, de color blanco cremoso, salpica directamente a la cara de Cocksucker, que lo recibe sin inmutarse, con una sonrisa de satisfacción en el rostro. El semen fluye, pesado, marcando su territorio.
Tonny recupera el aliento y sacude la cabeza, impresionado. Cocksucker se pone en pie, se limpia la cara con el dorso de la mano, orgulloso de su trabajo. En la cabina, la bombilla parpadea y los dos tíos se van por caminos separados, sin mediar palabra.